¿ Por qué la gente no bebe vino en España?
¿Por qué la gente no bebe vino en España?
Buscábamos un tema para escribir una nueva entrada en el blog, y se nos ocurrió investigar sobre quiénes eran los mejores divulgadores del vino para ver si nos inspiraban alguna idea o directamente copiar, que no plagiar, alguno de los temas que trataban.
Nos encontramos con gente muy interesante a medida que profundizábamos sobre sus inquietudes.
Descubrimos que, a estos winelovers, como les gusta ahora llamarse, lo que más le preocupa es el bajo consumo de vino en España. Y este se convirtió en el tema que vamos a tratar en esta entrada.
A pesar de que nuestro país es uno de los mayores productores de vino del mundo, el consumo por persona está muy alejado de los 10 primeros puestos.
Los principales países consumidores de nuestro entorno son:
Primero Portugal, luego Francia y por último Italia. España se sitúa muy por debajo de ellos.
Lo más curioso es que los mejores clientes del mundo para la industria vinícola son los países que no producen prácticamente vino, tienen un número de población reducida y son paraísos fiscales.
Me refiero a países como Suiza, Islas Norkfold, Andorra, Gibraltar, Islas Caimán o el Vaticano, donde los romanos van a comprar la bebida de los dioses, porque allí no pagan impuestos.
Las pocas personas que beben de manera habitual vino en España, en su mayor parte consumen vino económico, no invierten más de 10€ en una botella de vino, aunque se trate de la bebida más compleja que existe y con los costes de producción más elevados.
La conclusión a la que llegan los expertos de, por qué se bebe poco vino en España, es porque en España se odia el vino.
Esta bebida milenaria va ligada a una visión viejuna y elitista del consumo de alcohol en nuestro país.
La población en general y más que nadie los jóvenes, prefieren la cerveza, por resultar más económico y sobre todo la ginebra, somos el segundo país del mundo que más consume este destilado.
El principal motivo por el que tenemos esta concepción del vino, y aquí coinciden muchos especialistas, es que no se ha sabido promocionar el consumo durante los últimos 20 años, sobre todo entre los jóvenes.
Así, los menores de 35 años no tienen el más mínimo interés en el vino y solo un 8% de ellos lo bebe una vez al mes.
En Estados Unidos o Reino Unido los consumidores potenciales de vino están comprendidos en la franja de edad que va de los 21 a los 35 años, y la primera copa con la que comienzan a beber es de vino, casi siempre blanco, el preferido entre las mujeres.
Al contrario de lo que pasa aquí, en los países sajones el vino es aspiracional, es decir, la gente que bebe vino es gente con éxito, mientras que la cerveza se asocia con los perdedores.
Otro error que solemos cometer y en el que coinciden muchos winelovers, es que se asusta a la gente cuando se le dice que hay que educar, sobre todo a los jóvenes, en la cultura del vino para que puedan apreciarlo. Esto provoca precisamente el efecto contrario al de incentivar.
Aun así, en nuestro país la gente del sector del vino está obsesionada con las ferias, con los distribuidores, críticos de vino, puntuaciones… y ninguno de ellos tiene el poder suficiente para ampliar el consumo de vino, además de ser poco influyentes en el proceso de compra de los consumidores.
No se dan cuenta que la demanda de vino, la cantidad de botellas o litros de vino que venderán, dependerá del consumidor final que vaya a comprarlas al supermercado o a las tiendas.
Si bien es cierto que hace años un abogado de Baltimore llamado Robert Parker se hizo famoso en Estados Unidos por inventar una nueva manera de clasificar los vinos mediante un sistema de puntuaciones, hoy en día las puntuaciones de la guía Parker de vinos ya no tienen tanta importancia en occidente, no así en China, ya que la compañía multinacional Parker es ahora mitad China y mitad de Michelin.
Algo parecido pasa con las revistas especializadas en vino. Cada vez tienen menos presencia y los críticos especialistas de vino escriben para ellos o sus bodegas, no para los consumidores.
Por lo general no son buenos divulgadores y emplean vocabulario que resulta, a veces, incluso ridículo para los propios profesionales, o se interesan sólo por los vinos de baja producción, que son los más caros y menosprecian al resto.
Lo mismo ocurre en los restaurantes, los sumilleres solo se centran en los vinos de alta gama consumidos por una minoría, cuando lo realmente importante es la rotación.
Por todo esto, los jóvenes sobre todo, se alejan de este mundillo, estos no quieren asistir a catas aburridas y complicadas en las que se habla de puntuaciones de las que nadie entiende los criterios para su valoración y tampoco les interesan. Ellos solo quieren disfrutar bebiendo el vino que les agrada, lo otro, la cultura, vendrá después, si es que realmente están atraídos por ella.
Los mejores clientes para el vino español siguen siendo los españoles, pero se les olvida y se les trata mal.
Los especialistas más influyentes coinciden en que a quienes hay que educar es al sector del vino, tanto bodegueros, vendedores, distribuidores, como al sector Horeca.
En los reality show de cocina, en los programas de corazón o incluso en los programas de cocina, no aparece el vino, ¿Cómo puede ser eso?
Consumir vino debe ser divertido, ¿por qué no se ve a la gente con una copa de vino en las discotecas? Porque el vino todavía no ha sido devorado por la sociedad del espectáculo, como defiende Santi Rivas.
El protagonista ya no es el vino, sino los bebedores del vino y, más hoy en día con el gran desarrollo de las RRSS. Por eso triunfa Santi Rivas (campeón de España de catas por equipos) y su equipo del Colectivo Decantado, con una nueva concepción de lo que debe ser una cata. Divertida, sencilla y el protagonista deja de ser la bebida fermentada y pasa a ser la persona particular.
Ahora ya no se puntúa la botella de vino, sino que se puntúa al consumidor y eso es lo que gusta a la sociedad del espectáculo, porque las personas menos entendidas también pueden participar, ahora el escaparte es cada uno.
Pero ya se sabe que con esto de internet hay que tener un filtro. Si bien es cierto que están apareciendo cada vez más blogueros, influencers y gurús de redes sociales, la mayoría de ellos son gente sin conocimientos sobre el vino, y al final, como siempre ocurre, solo quedarán los buenos.
Otro gran divulgador del vino es Erick Asimov, del New York Times. Defiende la idea de que «hay que ayudar al cliente a desarrollar confianza suficiente para pensar por sí mismo.»
En definitiva, que hay que contarles a los consumidores cómo y por qué los winelovers se decantan por un vino u otro y no darles puntuaciones.
Para terminar, tenemos que convertir el vino en una experiencia divertida e invitar a la gente a visitar la bodega y regalarles una experiencia animada, no una cata seria y formal.
En el caso de nuestra bodega, conseguimos crear un valor añadido a la cultura del vino, intentamos realizar una visita heterogénea que abarca no sólo la enología, sino también la historia, la botánica y sobre todo una experiencia amena en un entorno privilegiado.
Enlaces de interés de interés :
https://turismodevino.com/blog/paises-con-mayor-consumo-de-vino-en-el-mundo/
https://www.comenge.com/blog/cultura-viticola/ranking-de-los-mejores-blogs-de-vino-de-espana.html
http://www.quebodega.es/vinos/que-esta-pasando-consumo-vino-espana.htm
https://www.youtube.com/watch?v=YApaH8OM9KM
Ha puesto usted en los enlaces un archivo local de su ordenador al que obviamente no podemos acceder.
Realmente no concibo una comida o cena, incluso un encuentro de amigos sin degustar una copa, al menos, de buen vino, ya sea tinto o Albariño, tengo muchos vinos favoritos y casi siempre me cuesta decidirme, pero jamás he permitido que mi modesta bodega, aunque vivo en un piso, baje del centenar de botellas.